“La
adaptación de los hijos en familias reconstituidas y la afectación emocional.”
Por:
Psic.Graciella Ortiz Ordaz
Diferentes tipos de personas crean diferentes tipos de
familias.
Es en la creación de las familias reconstituidas cuando pareciera que
se hace difícil el proceso de adaptación al medio, de niños y jóvenes que han
sufrido conflictos familiares anteriores. Estos conflictos pueden ser de
carácter interparental y/ o alteraciones en las funciones de crianza de los
progenitores, igualmente disfunciones en la personalidad de alguna de las
personas del grupo o problemas de capacidad física o mental.
Analizaremos a las familias reconstituidas, que son las que hacen
referencia a una familia formada por una pareja en la que al menos uno de los
dos adultos aporta hijos de la unión anterior. Estas familias suelen crearse
cuando se da una separación, un divorcio o por viudez.
La madre divorciada o separada del cónyuge.
La madre como figura de crianza tiene un rol importantísimo
en el desarrollo emocional de los hijos, pero en el divorcio la mujer por lo
general tiene una carga altamente depresiva, sobre todo si no cuenta con una
estabilidad económica que respalde la custodia de los hijos. Por lo tanto es
más probable que ante su inestabilidad o sus necesidades personales, provoque
conflictos con el uso de una disciplina coercitiva, amenazante y crítica en la
crianza, lo que desemboca en malas relaciones entre su núcleo. Sucede a menudo
que la mujer maneje su soledad refugiándose en alguno de los hijos, al marcar esa
preferencia, crea una separación entre los vínculos afectivos de estos.
A diferencia de las mujeres, el divorciado tiene generalmente
problemas de comunicación, supervisión de actividades, poco o nulo tiempo y
falta de establecimiento de relaciones de confianza con los hijos. (Los hijos tienen
desconfianza)
El padre divorciado o separado de su cónyuge puede tener
éxito en la crianza.
Un padre que desde el inicio del proceso de divorcio pide la
custodia de los hijos, cuenta con una mayor disponibilidad económica, pero
carece muchas veces del tiempo para ser guía de los hijos, pero le es fácil recurrir
a sus familiares femeninos para el apoyo emocional que estos requieren.
Desafortunadamente si quedan en conflicto con la ex pareja los
hijos quedan resentidos con ambos padres.
Lo óptimo es cuando
ambos padres comparten relaciones positivas de respeto y apoyo ante las
necesidades de los hijos.
Las familias reconstituidas.
Hoy en día miles de familias
se forman como conjunto en un nuevo grupo de convivencia, pero vienen
caracterizados con hábitos de otra historia familiar; el resultado es:
múltiples problemas socioeconómicos, de salud mental y emocional en los hijos. Las criticas constantes de algún integrante de la nueva pareja y los juicios de valor donde se compara a los hijos son altamente destructivos. La gran mayoría de casos de conflictos en las conductas y trastornos en la personalidad son generados por violencia y hostilidad de los parentales hacia los hijos. Muchas veces la negatividad o exigencias de alguno de los integrantes de la pareja, se relaciona directamente con los problemas que externa el comportamiento de los hijos, ya sean propios (de anterior matrimonio) o comunes (nacidos de la nueva relación) ya que en la convivencia, los grupos humanos tienen influencias que se dan entre unos y otros, son estas influencias las que construyen el flujo de actitudes comportamentales cotidianas.
Los adultos que tienen un historial con varias parejas y las separaciones de éstas, traen consigo graves consecuencias inmediatas en la emocionalidad de los participantes de la familia, (irritabilidad, inseguridad, inconsistencia, depresión, descontrol etc.) Los adolescentes son los primeros en reflejar la inestabilidad de los padres, sus conductas están cargadas de enojo y frustración lo cual no los ayuda en los roles que les exige una sociedad con valores fácilmente corruptibles.
Es muy importante dar guía y apoyo al proceso de adaptación
que viven los sujetos al momento de formar otros núcleos de convivencia, donde
familias compuestas tratan de reiniciar dinámicas que sean funcionales para
todos los integrantes. En este punto debemos de tener en cuenta que los valores
más importantes que debe incluir este proceso son la comunicación afectiva y
efectiva, el respeto a las diferencias y el aprecio sincero a las personas que
componen dicho núcleo.
Una estructura familiar que presenta prácticas democráticas
tiene mayor posibilidad de crear un ambiente de adaptación donde de manera
autónoma cada persona tenga un compromiso motivado por el respeto a la libre
expresión de su identidad.
Conclusiones
La organización de un nuevo núcleo familiar es una
construcción que lleva tiempo. Nuevos miembros en la familia se unen con la
esperanza de tener otras oportunidades, pero es triste ver que por lo común es
la nueva pareja del padre o de la madre, los que quieren establecer normas de
convivencia (jerarquía de convivencia) sin analizar las expectativas y
necesidades que trae cada integrante. Cuando hay buena comunicación es fácil
comprender que las normas de la jerarquía biológica son exclusivas del
padre/madre aunque no viva con la familia. Estas hacen referencia a la
educación en general y deben hacerlo ambos padres sin afectarles la separación.
Hombres y mujeres; para tratar con los hijos de su pareja
deben saber que, la confianza y la familiaridad son sensaciones que se obtienen
con el tiempo. Es a través del trato amable y respetuoso, así como las buenas
acciones que se tienen con ellos que se logra la integración, no es
recomendable que se intente demandar atención de inmediato o intentar
establecer relación bajo presión con los hijastros. Hay que medir las expectativas de cada uno .
Finalmente debemos reflexionar que las buenas
relaciones se construyen de manera natural, con amor , con paciencia, con compasión a todos los niños y jóvenes que aún no han logrado encontrarse.